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Inflación crea escasez en Venezuela. ¿Caso peruano?

Publicado: 2011-06-03

El siguiente es un artículo aparecido en el Nuevo herald el día de hoy 3 de junio, que describe la difícil situación por la que pasa el pueblo venezolano a pesar de la inmensa riqueza petrolera que posee el país llanero y que solo se explica por las políticas populistas, socialistas y anacrónicas que Hugo Chávez ha implementado desde que subió al poder en 1999.

Dichas políticas, ya las vivimos los peruanos durante el gobierno del general Velasco y el primer gobierno populista de Alan García, quienes creyeron tener el poder de manipular la economía a su antojo sin pagar las consecuencias.

Craso error. Esas políticas, ahuyentaron la inversión extranjera, lo que trajo consigo menos puestos de trabajo, lo que a su vez  tuvo que ser compensado con la absorción por el Estado de la masa laboral, lo que  aunado a una política estatista, nacionalista y populista  trajo consigo los grandes déficits del presupuesto y eso trajo a su vez la emisión inorgánica y esto la inflación.

El Estado es un mal administrador y si se crean empresas estatales, éstas terminan con grandes pérdidas ya sea por mala gestión o por corrupción y que al final, todos los ciudadanos terminan pagando con inflación y con menos obras para el país.

El nacionalismo, el estatismo, y el populismo son políticas anacrónicas de falsas ilusiones que en países en donde se han implementado, solo han llevado más pobreza a su pueblo.

Esas políticas son las que el candidato Ollanta Humala a quien Hugo Chávez lo llamó “buen soldado”, quiere implementar en nuestro país.

¿Pasaremos nuevamente por ese Vía Crucis de alta inflación, escasez de alimentos, largas colas para comprar los productos de primera necesidad y la plata que cada vez compra menos?

Y por el contrario las políticas neoliberales, son las que han llevado el progreso a los países en donde se han implementado. Como por ejemplo los Tigres del Asia y Chile, que han pasado de países subdesarrollados a países de mediano desarrollo.

¿Qué camino elegiremos, el del subdesarrollo o el del desarrollo?

El Pueblo lo decidirá este domingo.

A continuación el artículo de El Nuevo herald:

Venezuela, un importante productor de petróleo, alcanzó en abril una de las tasas de inflación anual más altas del mundo, del 22.9 por ciento, que supera en más del doble el promedio de la región y obliga a su población, integrada en su mayoría por pobres, a disponer de cerca de la mitad de sus ingresos para cubrir la cesta alimentaria, que ronda los $400.

El venezolano libra a diario una batalla contra la inflación que ha obligado a muchos a cambiar sus hábitos alimentarios y a sacrificar gastos de esparcimiento, vestimenta y aseo personal.

La situación económica de los venezolanos “ha desmejorado un 100 ciento”, indicó Evelyn Villamizar, una estudiante de 29 años que habita junto a su hijo de 5años en la populosa barriada de Petare, en el este de Caracas.

“Los que somos madre y padre a la vez estamos muy ahorcados. Ahorcados por los precios porque si te alcanza para una cosa, no te alcanza para otra”, comentó Villamizar tras recoger en una escuela pública de Petare a su pequeño hijo que es uno de los beneficiarios de una “merienda escolar”, que mensualmente entrega la alcaldía del municipio capitalino de Sucre a 19,000 niños pobres para cubrir parte de su alimentación diaria.

Villamizar aseguró que se ha visto obligada a cambiar su dieta alimentaria y a consumir “huevo en vez de carne”.

Para reducir gastos, la joven madre acude a la red estatal Mercal, que vende productos a muy bajos precios. Pero las largas filas y la escasa oferta de productos la termina arrojando al mercado negro, que vende muy por encima de los precios regulados.

El fenómeno de la inflación no es nuevo en el país. Los venezolanos lo han padecido por décadas. Pero en los últimos dos años el impacto se ha sentido con mayor intensidad debido a que los precios de los productos han crecido a un ritmo más acelerado que los ingresos, explicó Ricardo Villasmil, profesor de Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

El gobierno socialista de Chávez trató infructuosamente de controlar la inflación fijando controles de precios, creando programas barriales que ofrecen alimentos a los pobres e importando masivamente productos alimenticios que se venden a precios bajos. También dispuso aumentos salariales periódicos.

Pero estadísticas del gobierno indican que el poder adquisitivo de los venezolanos se redujo en un 14.5 por ciento en los últimos cuatro años.

El año pasado, el salario promedio subió un 22 por ciento, comparado con una inflación del 27 por ciento.

Chávez culpa a los especuladores de los aumentos de precios, pero muchos economistas los atribuyen en parte a los excesivos gastos de su gobierno.

La nómina de empleados públicos pasó en la última década de un millón de puestos a 2.26 millones. El gobierno, además, ha expropiado algunas grandes empresas y ha asumido servicios como el telefónico, la producción de cemento y hierro que estaban en manos privadas.

El gobierno mantiene 6,000 “Casas de Alimentación”, que atienden a unas 900,000 personas de origen humilde, y cuenta con una cadena de comercialización que incluye la red Mercal, la Distribuidora Venezolana de Alimentos, los abastos Bicentenarios y las ferias socialistas, que cubren cerca de 35 por ciento del mercado local, indicó la Agencia Venezolana de Noticias, estatal.

Aún así, los sectores más desposeídos han sido los más golpeados por la inflación, indicó Villasmil al subrayar que “el 25 por ciento más pobre de la población gasta el 45 por ciento de sus ingresos en alimentos”.

Entre marzo del 2010 y marzo del 2011, los alimentos en Venezuela subieron un 33.7 por ciento, mientras que el promedio de la región se ubicó en 7.7 por ciento, según las cifras que difundió en mayo la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La inflación en Venezuela es consecuencia de un “fenómeno de oferta”, afirmó Angel García Banchs, profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela. Esta situación se explica por el hecho de que hay muchos bolívares en el mercado persiguiendo pocos productos.

En los últimos seis años el oficialismo ha impulsado regulaciones que le han permitido echar mano de reservas internacionales y de supuestas “utilidades cambiarias” que han alimentado el gasto público.

Pero el gobierno también usa los crecientes ingresos públicos -generados por la emisión de billetes y los altos precios petroleros- para pagar la abultada nómina estatal, los programas sociales y cubrir las operaciones y servicios de empresas expropiadas que, tras pasar a manos públicas, han comenzado a dar pérdidas.

La política cambiaria y de control de precios ha desalentado la inversión y la producción local porque los ajustes de precios que se han dado en algunos alimentos regulados no cubren las alzas de insumos ni la devaluación, y hacen poco rentable la producción local de alimentos.

Ello ha propiciado una menor oferta de bienes y graves problemas de escasez de productos básicos como la leche, la carne, el azúcar, el café, el arroz, la harina y el aceite.

El gobierno asegura que no es así y que la producción de alimentos se elevó en 44 por ciento en los últimos 12 años para alcanzar las 24.3 millones de toneladas. Pero la cifra de importaciones alimentarias, que se ha más que duplicado en la última década, y los recurrentes problemas de escasez de algunos productos develan que hay un déficit de oferta local.

Los agricultores también consideran que algunos alimentos como la carne, la leche, el maíz, el arroz, el café y el azúcar han sufrido caídas en la producción en los últimos dos años debido a prolongados períodos de sequías, precedidos de temporadas de intensas lluvias que causaron fuertes inundaciones.

La producción también ha mermado debido al descenso de la inversión, que se ha visto desalentada por las expropiaciones y la negativa del gobierno a realizar ajustes de precios en bienes sujetos a control, cuyos insumos han subido de manera considerable haciendo poco rentable el negocio.

Aunque el venezolano no está pasando hambre por efecto de la inflación, su situación alimentaria “se está deteriorando completamente” debido a que están consumiendo productos poco saludables, comentó Marianella Herrera, presidenta de la Sociedad Científica Venezolana de Obesología.

“Lo que gana mi esposo es para el mercado y los alimentos”, declaró Yinest Martínez, otra habitante de El Tigre, al referirse a las dificultades económicas que enfrenta junto a sus tres hijos pequeños y su marido, quien es carpintero. “Siempre falta el jabón, el champú y eso. Pero lo primero [es] la comida de mis hijos y después lo demás”.


Escrito por

giorgio

En esta segunda vuelta electoral, está en juego no solo la alternancia en el poder, paradigma de la democracia, sino también, la estabilidad económica, las tasas más altas de crecimiento del PBI en la región y en el mundo, el bienestar común que hacía mucho ti


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